PAULA
Observaba como Pedro
ordenaba algunas de sus cosas en mi casa. Me daba ternura como
trataba de no desacomodar nada.
-Es tu casa ahora Pedro,
podes hacer lo que quieras-dije riendo.
Él sentado en la mesa
tomaba su café con leche y comía sus dos tostadas. Yo sin embargo
hacía lo mismo pero en el sillón, con mi apreciado libro en las
manos. Pedro se acercó a mí.
-Lee en voz alta. Quiero
escuchar-dijo.
Lo miré y volví a
enfocar mis ojos en aquellas páginas blancas.
“Lo tenía junto a
mí, después de tanto tiempo. Él acariciaba mi rostro y yo solo lo
observaba, contemplándolo. No tenía precio el amor que me brindaba
en cada una de sus acciones. Cerraba los ojos para sentir sus besos
con más profundidad. El sabor más rico de todos. Sus ojos que
alumbraban mi vida día a día.”
Pedro cerró el libro y yo
me lo quedé mirando.
-Estaba leyendo-dije.
Se acercó a mí y me
calló con un hermoso beso.
-Te amo-dijo.
Cayó una foto del libro.
Pedro la tomó y la observó. Yo miraba su rostro, tratando de
descubrir que le transmitía aquella fotografía. Enseguida tomó un
bolígrafo, dio vuelta la foto, tachó el “te quiero” que él
había escrito ahí y puso “Te amo”. Miré esa simple frase que
significaba tanto para mí. Le sonreí y lo besé. Dejé el libro
sobre la mesa dispuesta a ordenar un poco la casa. Todavía quedaba
traer algunas cosas de la casa de Pedro, pero solo algunas pocas.
PEDRO
-Es que no sé si es lo
correcto, prefiero esperar un poco-le dije a Lucas que me escuchaba
atentamente.
-Pedro, la verdad que esto
que te está pasando a vos es maravilloso. Está bien que esperes,
creo que es lo ideal. Por lo menos al año y medio-dijo.
-Sí, el casamiento puede
esperar-dije ya decidido.-Lo más probable es que la lleve a Carlos
Paz unos días, para relajarnos un poco.
-Andá tranquilo Pedro.
Aprovechá que no hay tanto trabajo ahora.
-Creo que va a ser lo
mejor.
Le propuse a Paula ir otra
vez a Carlos Paz. Ella obviamente aceptó enseguida. Sin pensarlo ya
estábamos allá los dos juntos, a la luz de la luna. Habíamos
llegado hacía dos días y por suerte la estábamos pasando bien.
El celular de Paula sonó.
Ella enseguida se levantó en busca de su móvil. Demoró unos
minutos en volver y se volvió a sentar tal como estaba antes.
-¿Quién era?-dije.
-Equivocado-agregó.
Noté tristeza y
preocupación en su rostro. Pero confiaba en ella así que no
pregunté más nada.
-Me voy a bañar-dijo
levantándose del asiento otra vez. Yo en cambio me levanté a
preparar la cena. El teléfono de la casa comenzó a sonar, lo tomé
rápidamente y atendí.
-¿Hola?-dije.
-Vos debes ser la pareja
de Paula-dijo una voz desconocida.
-¿Quién habla?
-Soy Martín, el ex novio
de Paula.
-¿Qué es lo que
necesitas?-dije algo cansado.
-No confíes tanto en
ella.
-¿Qué decís?-dije ya
enojado.
-Mira sus mensajes en el
celular.
Él cortó la llamada. Me
quedé pensando en sus últimas palabras. Miré hacia ambos lados
tratando de que ella no me viera, por suerte no había salido de baño
todavía.
Tomé su celular y leí
sus últimos mensajes recibidos. Uno de ellos era de Martín. No
parecía haber ninguno equivocado, como ella lo había dicho.
PAULA
Desde aquel mensaje me
había quedado nerviosa y preocupada. Sus palabras daban vueltas en
mi cabeza y me asustaban cada vez más.
"La
verdad que no se qué te gusta de esa casa, no le veo nada lindo. Me
parece que tu novio no tiene muy buen gusto, conmigo sería todo
distinto, que lástima que no me quieras, igual no te extraño, te
tengo muy cerca." Martín.
¿Cómo
sabía él donde estaba yo? Sus últimas cuatro palabras eran
escalofriantes "Te tengo muy cerca". Opté por no decirle
nada a Pedro, no quería ponerlo nervioso, quería que estos días
sean perfectos.
Salí del baño, Pedro me
estaba esperando sentado en el sillón. Su cara ya no me transmitía
paz, se lo veía enfadado. Me ignoraba con la mirada, y tampoco me
decía nada.
-¿Qué te pasa?-dije
cepillándome el pelo
-Sabes bien de lo que
hablo, Paula. ¿Por qué no me contás las cosas? Pensé que
confiabas en mi-dijo yéndose hacia afuera y sentándose en una
reposera al lado de la pileta.
Me acerque lentamente y me senté en otra raposera de madera que estaba junto a él. Pedro no dijo nada, ni siquiera giró la cabeza para mirarme.
Yo tampoco le hablé, solo lo miraba, trataba de descubrir en su rostro lo que le pasaba, pero en él solo había tristeza.
Odiaba que él no me hablara, odiaba que él no estuviera conmigo y odiaba no saber que le pasaba. Tanto de eso que se me cayó una lágrima. Fue ahí cuando Pedro me miró. Yo con la cabeza hacia abajo, con mi cabello tapándome la cara vi que una mano se acercaba a mi rostro, era de Pedro que me acariciaba secándome algunas lágrimas.
Enseguida levante la cabeza, él me miraba sin producir ni un gesto con su cara, solo me miraba fijamente.
No sabía qué hacer, no sabía si seguir llorando, o si bien hablar. Al instante un impulso recorrió todo mi cuerpo, me senté arriba de él rápidamente y lo abracé con todas mis fuerzas. No entendía por qué lo abrazaba, ni si quiera sabía por qué estaba enojado, pero solo con abrazarlo me sentía pura. Él respondió con un abrazo, enseguida sentí sus manos rodear mi cintura y me tranquilicé.
Me acerque lentamente y me senté en otra raposera de madera que estaba junto a él. Pedro no dijo nada, ni siquiera giró la cabeza para mirarme.
Yo tampoco le hablé, solo lo miraba, trataba de descubrir en su rostro lo que le pasaba, pero en él solo había tristeza.
Odiaba que él no me hablara, odiaba que él no estuviera conmigo y odiaba no saber que le pasaba. Tanto de eso que se me cayó una lágrima. Fue ahí cuando Pedro me miró. Yo con la cabeza hacia abajo, con mi cabello tapándome la cara vi que una mano se acercaba a mi rostro, era de Pedro que me acariciaba secándome algunas lágrimas.
Enseguida levante la cabeza, él me miraba sin producir ni un gesto con su cara, solo me miraba fijamente.
No sabía qué hacer, no sabía si seguir llorando, o si bien hablar. Al instante un impulso recorrió todo mi cuerpo, me senté arriba de él rápidamente y lo abracé con todas mis fuerzas. No entendía por qué lo abrazaba, ni si quiera sabía por qué estaba enojado, pero solo con abrazarlo me sentía pura. Él respondió con un abrazo, enseguida sentí sus manos rodear mi cintura y me tranquilicé.
PEDRO
Vi a Paula acercarse lentamente hacia mí. Se sentó en una reposera de madera que estaba a mi lado y me miró, yo en cambió no hice lo mismo, seguí mirando el cielo, contemplándolo.
En ese instante noté que algo en Paula andaba mal, algunas lágrimas brotaban de sus ojos, ella bajó la cabeza llorando.
Acerque mi mano, le corrí el pelo de la cara y le hice una caricia en su rostro.
Ella enseguida me miró y en menos de un segundo estaba sentada en mi falda, abrazándome. Su abrazo era tan fuerte pero tan suave a la vez, era puro, era como decirme perdón de manera distinta. Fue por eso que no rechacé el abrazo.
Paula levantó la cabeza y se
quedó mirando a Pedro a los ojos.
-¿Que es lo que pasa Pedro? ¿Qué te hice? -dice Paula confundida.
Él la miró y le secó unas lágrimas con su mano.
-Paula, odio que me ocultes las cosas-dice Pedro.
-¿Ocultarte qué?-dice Paula aún más confundida.
- Me llamó Martín, diciendo que no tenía que confiar en vos y que me habías ocultado un mensaje que te mandó, y era verdad, tenías un mensaje de él y no me dijiste nada.
Pedro se levantó de la silla, y se fue para adentro, antes Paula trató de detenerlo.
-Pedro... pará...-dice Paula.
-No Paula, ya me doy cuenta como son las cosas-dice Pedro.
-¿Que queres decir?
-Quiero decir que ya no sé si voy a confiar en vos.
-¿Qué es lo que decís Pedro?
-Me ocultas las cosas Paula, es lo que más detesto.
Pedro se dio vuelta, caminó algunos pasos y enseguida sintió una mano que lo tomaba del brazo. Al darse vuelta tenía a Paula a unos pocos centímetros de su rostro.
-¿En serio no confías en mi?-dice Paula llorando.
-No se...-dice Pedro.
-Perdoname Pedro... lo que pasa es que…
-¿Que pasa Paula? no te entiendo. Si no me contás las cosas vos que sos mi novia, ¿quién me las va a contar?- dice Pedro enojado.
Paula le agarra la cara a Pedro con sus manos suavemente.
-¿No entendes que trato que estos días sean los mejores?, ¿no entendes que no quiero preocuparte?, no quiero arruinarlos.
-Ya los arruinaste Paula-dice Pedro.
-No seas así conmigo...-dice Paula.
-Demostrame que puedo confiar en vos.-dice Pedro.
Paula lo miró aún con lágrimas en los ojos, rodeo su cuellos con sus brazos y lo besó, quería demostrarle que aún podía confiar en ella.
-¿Que es lo que pasa Pedro? ¿Qué te hice? -dice Paula confundida.
Él la miró y le secó unas lágrimas con su mano.
-Paula, odio que me ocultes las cosas-dice Pedro.
-¿Ocultarte qué?-dice Paula aún más confundida.
- Me llamó Martín, diciendo que no tenía que confiar en vos y que me habías ocultado un mensaje que te mandó, y era verdad, tenías un mensaje de él y no me dijiste nada.
Pedro se levantó de la silla, y se fue para adentro, antes Paula trató de detenerlo.
-Pedro... pará...-dice Paula.
-No Paula, ya me doy cuenta como son las cosas-dice Pedro.
-¿Que queres decir?
-Quiero decir que ya no sé si voy a confiar en vos.
-¿Qué es lo que decís Pedro?
-Me ocultas las cosas Paula, es lo que más detesto.
Pedro se dio vuelta, caminó algunos pasos y enseguida sintió una mano que lo tomaba del brazo. Al darse vuelta tenía a Paula a unos pocos centímetros de su rostro.
-¿En serio no confías en mi?-dice Paula llorando.
-No se...-dice Pedro.
-Perdoname Pedro... lo que pasa es que…
-¿Que pasa Paula? no te entiendo. Si no me contás las cosas vos que sos mi novia, ¿quién me las va a contar?- dice Pedro enojado.
Paula le agarra la cara a Pedro con sus manos suavemente.
-¿No entendes que trato que estos días sean los mejores?, ¿no entendes que no quiero preocuparte?, no quiero arruinarlos.
-Ya los arruinaste Paula-dice Pedro.
-No seas así conmigo...-dice Paula.
-Demostrame que puedo confiar en vos.-dice Pedro.
Paula lo miró aún con lágrimas en los ojos, rodeo su cuellos con sus brazos y lo besó, quería demostrarle que aún podía confiar en ella.
PAULA
Pedro
me pidió que le demostrara que aun podía confiar en mí, enseguida
lo besé demostrándole todo mi amor incondicional, no podía
demostrárselo de otra manera. Pedro respondía al beso, sentía como
nuestros labios se conectaban, era perfecto.
Después de unos minutos, me aparté de él, lo miré a los ojos y le dije:
-Hice mal en no decirte, pero yo sé cómo funciona esto, íbamos a estar preocupados los dos, asustados y yo quiero que estés tranquilo, ahora más que nunca, necesito este tiempo para estar con vos, felices, tranquilos, amándonos y sin preocupaciones, ¿sí?
-Si, te entiendo...-dice Pedro.
-Perdoname-dice Paula.
-Te perdono si me prometes que nunca más me vas a ocultar las cosas…
-Si te lo prometo.
Sonreí.
Después de unos minutos, me aparté de él, lo miré a los ojos y le dije:
-Hice mal en no decirte, pero yo sé cómo funciona esto, íbamos a estar preocupados los dos, asustados y yo quiero que estés tranquilo, ahora más que nunca, necesito este tiempo para estar con vos, felices, tranquilos, amándonos y sin preocupaciones, ¿sí?
-Si, te entiendo...-dice Pedro.
-Perdoname-dice Paula.
-Te perdono si me prometes que nunca más me vas a ocultar las cosas…
-Si te lo prometo.
Sonreí.
Los
dos estaban abrazados, Paula abrazaba a Pedro por el cuello y él lo
hacía por la cintura, besándose fueron caminando hasta la reposera
donde estaba sentada Paula anteriormente.
La noche estaba hermosa, estaba todo tranquilo, solo se veían las sombras de los árboles y de las sierras. La única luz que estaba prendida era la del patio, donde ellos estaban.
Quedaron los dos acostados en la reposera, mirando las estrellas, Paula apoyada en el torso de Pedro y él acariciándole el pelo a Paula.
Sonó el teléfono Paula se levantó y fue a atender...
La noche estaba hermosa, estaba todo tranquilo, solo se veían las sombras de los árboles y de las sierras. La única luz que estaba prendida era la del patio, donde ellos estaban.
Quedaron los dos acostados en la reposera, mirando las estrellas, Paula apoyada en el torso de Pedro y él acariciándole el pelo a Paula.
Sonó el teléfono Paula se levantó y fue a atender...
CONTINUARÁ...
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