IMPORTANTE: Esto es una historia ficticia, cualquier relación o semejanza con la realidad de Pedro y Paula es pura coincidencia.
Aclaro esto por acontecimientos sucedidos anteriormente.
GRACIAS, silvina.

lunes, 28 de diciembre de 2015

El poder del amor RENOVADA - Capítulo 22 - En mi, no en ti

PEDRO
Llegué a casa, prendí la luz, solo, otra vez.No me acostumbraba a esta soledad, necesitaba escuchar risas, voces, necesitaba escuchar a mi familia. Fui al baño, me bañe, me cambié y me cocine algo rápido, estaba sentado en el sillón comiendo una hamburguesa, mirando la televisión.Miraba a mi lado, extrañaba su presencia  molestándome, o simplemente sentándose arriba mío y dándome aquellos besos hermosos, como solía hacer. Tenía que superar esto, no podía soportar ese dolor en el pecho todos los días.Mis pensamientos cambiaron rotundamente, me acordé de la chica del juzgado, la alta, morocha, era hermosa, pero más que nada me quedé pensando en el imbécil de Martín, tenía unas ganas de matarlo, de devolverle todo lo que nos había hecho, pero no quería terminar en la cárcel, yo no era como él, eso estaba claro.

PAULA

Opte por prepararme algo para comer, no tenía ganas de hablar con nadie, pensé en llamar a Luna pero no, precisamente ahora no tenía ganas de repetir toda la historia otra vez. Comí mirando una película, por suerte era graciosa así que me sacó de mi realidad por un rato, terminó y volví a la misma situación de soledad. Llamé a mamá para ver cómo estaban los chicos, no me preguntó nada sobre el juzgado, es decir, no tenía ganas de hablar del tema pero también extrañaba cuando se preocupaba por mí. Después de todo este problema mi familia había quedado rara, habíamos perdido la unión otra vez, necesitaba su apoyo y dolía no tenerlo.
Agarre el teléfono quería llamarlo, a él, pero ¿por qué? ¿Por qué no lo dejaba ir?, apreté “llamar” sin pensarlo.
-¿Hola?-dice Pedro.
-Hola Pedro, soy Paula.-le dije, como extrañaba decirle "amor".
-Ah, ¿cómo estás?
-Bien, llamaba para pedirte perdón por haberme ido tan rápido.
-¿Estás segura que llamas solo por eso?
-Si.-le dije, obvio que no.Lo llamaba para escuchar su voz, se me cayó una lágrima, ¿por qué era tan boba? ¿Por qué lo llamaba?
-Yo también necesitaba escucharte.-me dijo, como si me hubiera leído los pensamientos, quedé sorprendida.
-Te extraño...-le dije, tenía que decírselo, necesitaba descargarme.
-Yo también.-me dijo, notaba tristeza en su voz, él estaba realmente mal, lo sentía. Lo único que quería era abrazarlo y tenerlo conmigo.
-Perdóname que te diga esto, yo sé que es difícil  pero necesitaba... necesitaba escucharte, sabés que odio estar sola...
-¿Estás sola? ¿Y los chicos?
-Se quedaron con mamá, no me podían ver así...
-¿Estas llorando?-me dijo.
-No.-le dije, mintiéndole.
-Quedate tranquila, va a estar todo bien, te lo prometo.
Cerré los ojos, para analizar sus palabras, para sentirlo cerca. Extrañaba sus "Te amo" como fin de conversación, los extrañaba muchísimo, necesitaba decírselo. Sin duda había cometido el error más grande del mundo, pero... ¿él también pensaba lo mismo? ¿y si no?
-Te dejo tranquilo, perdón. Besos.-le dije y corté.





PAULA

Ya habían pasado unos días, habíamos arreglado con Pedro que los chicos pasaban noche buena conmigo y fin de año con él.En mi caso todavía no sabía dónde iba a pasar navidad, las cosas con mi familia seguían intactas.Ahora estaba en el shoppingcomprando regalos, el arbolito ya estaba hecho y el dolor en el pecho no había desaparecido del todo, pero ya estaba más tranquila. Compré varias cosas y me fui para casa, entré y pensé "ésta casa es muy grande" sinceramente me traía recuerdos malos y buenos, me traía nostalgia, tenía muchísimas ganas de irme de allí, era una casa enorme para tres personas, si, antes éramos cuatro, pero la falta de una hacía la diferencia, mucha diferencia. Cuando llegué estaba mamá en casa con los nenes, tenía ganas de arreglar todo ya, necesitaba pasar una navidad tranquila a pesar de todo, por suerte los chicos estaban afuera, mamá estaba sentada en el sillón así que aproveche para hablar.
Me senté a su lado y me la quedé mirando.
-¿Podemos hablar?-le dije.
Ella asintió.
-¿Por qué estás así conmigo?-le dije.
-Hija, vos ya sabés lo que pienso al respecto de todo lo que está pasando...
-Má, yo sé que es difícil, porque sé que vos a Pedro lo querías muchísimo, pero pensá en mí, es difícil para mí también no tenerlo conmigo...
-¿Entonces por qué te separaste Paula?
-No me la hagas más difícil  ¿no te das cuenta que lo único que quiero es que me abraces y que me digas que todo va a estar bien?-le dije con lágrimas en los ojos.
-Perdoname hija, en serio, pasa que nunca pensé que fueran a llegar a esto, yo se que discutían, pero ambos están enamorados, me cuesta entenderlo.-me dijo abrazándome.
No le iba a decir a mi madre que estaba arrepentida, no, iba a arruinar el momento, pero obvio que lo sentía, sentía que había entrado en el problema más grande de mi vida. Ahora solo quedaba enfrentarme a la vida sola, nuevamente, tenía que retomarla, ahora había que buscar otro camino.
Enseguida vinieron los chicos corriendo, ya habían terminado las clases, por suerte, amaba tenerlos conmigo todos los días.Todavía no habían superado todo esto, pero se lo estaban tomando mejor... día a día.

PEDRO

Sonó el teléfono de casa, atendí, una voz desconocida me hablaba del otro lado.
-¿Hola?-dije
-Hola, ¿Pedro?-me dijo.
-Si, ¿quién habla?
-Perdón que te llame, soy la chica del otro día, la que viste en la estación.
-Ah, sí, ¿cómo estás?
-Bien, necesito hablar contigo.
-¿Por? ¿Pasó algo?
-Si, ¿podemos encontrarnos en algún lado?
-Si, como quieras.
-¿Te parece en el bar "Antojos" que está en Las Cañitas?
-Si, lo conozco, ¿a las 17.00 está bien?
-Si
-¿Como es tu nombre?
-Verónica
-Buen, nos vemos.

Bueno, la verdad que no tenía ganas de ir, pero bueno, me iba a hacer bien hablar con alguien, ¿que decía? si ni siquiera la conocía a la chica, igual pensé que ir iba a ser lo mejor, digo, capaz que le pasaba algo serio, con respecto a Martín.
Se hicieron las cinco, yo ya estaba sentado en el bar, esta vez sin Paula, este era el restaurante al que solíamos venir cuando Paula vivía en Las Cañitas, su casa estaba enfrente al mismo.
La vi llegar, alta, morocha, ojos marrones, con un short de jean, una remera suelta y unos lentes, ¿modelo? pensé.
-Hola.-me dijo un poco nerviosa y sentándose en frente mío.
-Hola, ¿cómo estás?-le dije.
-Bien, ¿vos?- me dijo.
-Bien gracias, ¿me contás que pasó? me dejaste con la intriga.
-Ay la verdad, primero que nada te quiero pedir mil perdones por molestarte, pero creo que es importante...
-Bueno, decime.
-Me separé de Martín
-Ah, bueno, me alegro.-me dije y sonreí.
-No, esperá, no es todo, me contó de vos y de tu esposa, ¿Paula no?
-Si, Paula, ¿que dijo?
-Algo así como que la iba a recuperar...
-¡Ay! yo lo mato, te juro que lo mato.
-¿Qué pasa?-me dijo notando que estaba un poco alterado.
-Nada, pasa que por esa persona casi me muero.
-No puedo creer, yo lo conocí cuando salió de la cárcel, parecía buen hombre hasta me hizo creer que lo suyo en la cárcel había sido un gran error. Pero después empezó la violencia, por eso estaba en el juzgado el otro día, y vos... ¿por qué estabas ahí?
-Me divorcié.
-Ah, ¿de Paula?
-Si, de ella
-Perdoname que me meta.
-No, no pasa nada, está bien.
-¿Y tu familia?
-No están de acuerdo con la separación, tenemos dos hijos, y bueno, es muy complicado.
-Ah, si te entiendo, ¿y vos...? digo... ¿como llevas todo?
-La estoy remando, es difícil para mí también  pero bueno... no me queda otra que empezar una nueva vida, por llamarlo así.
-Si, claro...-me dijo.
Nos quedamos los dos en silencio, la miré, sentí algo en mi interior, algo que me asusto, ella me gustaba, me gustaba mucho, pero... ¿y Paula? ¿que pasaba con ella? ¡No Pedro! ya te separaste, ¡hace tu vida!
La seguía mirando, ella me sonreía, se daba cuenta de que la estaba analizando.


PAULA


Ya tenía decidido irme a vivir a Las Cañitas, a mi vieja casa, era un poco más chica y la verdad que vivir en una casa tan grande sola con los chicos me daba un poco de inseguridad, así que pensé que una casa mas chica iba a ser mucho mejor.
Me subí al auto, prendí la radio y me fui para la casa, necesitaba tomar algunas medidas para comprar un mueble, porque el de mi casa actual no entraba.
Llegué, tomé las medidas, aproveché para dejar algunas cosas y salí nuevamente.Cuando me estaba subiendo al auto vi una cara conocida, lo que vi no me agrado nada, era Pedro, pero no estaba solo, estaba acompañado.
Él giró la cabeza y me vio, yo desvié la vista y me subí al auto, furiosa, al fin y al cabo no se porque me ponía así, él ya no era nada mío, pero dolía, dolía saber que se había olvidado tan rápido de todo... Pero recalculé: Paula, la chica puede llegar a ser una amiga, o alguna conocida, no te crees historias en tu cabeza.
¿Amigos? no, no creía en la amistad entre el hombre y la mujer, amistad... pero al tiempo se volvía romance, siempre, eso estaba claro.Aceleré con todas mis fuerzas, pero me acordé que estaba en el medio de la calle y que me podía llegar a matar, me tranquilice y traté de respirar hondo.