IMPORTANTE: Esto es una historia ficticia, cualquier relación o semejanza con la realidad de Pedro y Paula es pura coincidencia.
Aclaro esto por acontecimientos sucedidos anteriormente.
GRACIAS, silvina.

lunes, 28 de diciembre de 2015

El poder del amor RENOVADA - Capítulo 22 - En mi, no en ti

PEDRO
Llegué a casa, prendí la luz, solo, otra vez.No me acostumbraba a esta soledad, necesitaba escuchar risas, voces, necesitaba escuchar a mi familia. Fui al baño, me bañe, me cambié y me cocine algo rápido, estaba sentado en el sillón comiendo una hamburguesa, mirando la televisión.Miraba a mi lado, extrañaba su presencia  molestándome, o simplemente sentándose arriba mío y dándome aquellos besos hermosos, como solía hacer. Tenía que superar esto, no podía soportar ese dolor en el pecho todos los días.Mis pensamientos cambiaron rotundamente, me acordé de la chica del juzgado, la alta, morocha, era hermosa, pero más que nada me quedé pensando en el imbécil de Martín, tenía unas ganas de matarlo, de devolverle todo lo que nos había hecho, pero no quería terminar en la cárcel, yo no era como él, eso estaba claro.

PAULA

Opte por prepararme algo para comer, no tenía ganas de hablar con nadie, pensé en llamar a Luna pero no, precisamente ahora no tenía ganas de repetir toda la historia otra vez. Comí mirando una película, por suerte era graciosa así que me sacó de mi realidad por un rato, terminó y volví a la misma situación de soledad. Llamé a mamá para ver cómo estaban los chicos, no me preguntó nada sobre el juzgado, es decir, no tenía ganas de hablar del tema pero también extrañaba cuando se preocupaba por mí. Después de todo este problema mi familia había quedado rara, habíamos perdido la unión otra vez, necesitaba su apoyo y dolía no tenerlo.
Agarre el teléfono quería llamarlo, a él, pero ¿por qué? ¿Por qué no lo dejaba ir?, apreté “llamar” sin pensarlo.
-¿Hola?-dice Pedro.
-Hola Pedro, soy Paula.-le dije, como extrañaba decirle "amor".
-Ah, ¿cómo estás?
-Bien, llamaba para pedirte perdón por haberme ido tan rápido.
-¿Estás segura que llamas solo por eso?
-Si.-le dije, obvio que no.Lo llamaba para escuchar su voz, se me cayó una lágrima, ¿por qué era tan boba? ¿Por qué lo llamaba?
-Yo también necesitaba escucharte.-me dijo, como si me hubiera leído los pensamientos, quedé sorprendida.
-Te extraño...-le dije, tenía que decírselo, necesitaba descargarme.
-Yo también.-me dijo, notaba tristeza en su voz, él estaba realmente mal, lo sentía. Lo único que quería era abrazarlo y tenerlo conmigo.
-Perdóname que te diga esto, yo sé que es difícil  pero necesitaba... necesitaba escucharte, sabés que odio estar sola...
-¿Estás sola? ¿Y los chicos?
-Se quedaron con mamá, no me podían ver así...
-¿Estas llorando?-me dijo.
-No.-le dije, mintiéndole.
-Quedate tranquila, va a estar todo bien, te lo prometo.
Cerré los ojos, para analizar sus palabras, para sentirlo cerca. Extrañaba sus "Te amo" como fin de conversación, los extrañaba muchísimo, necesitaba decírselo. Sin duda había cometido el error más grande del mundo, pero... ¿él también pensaba lo mismo? ¿y si no?
-Te dejo tranquilo, perdón. Besos.-le dije y corté.





PAULA

Ya habían pasado unos días, habíamos arreglado con Pedro que los chicos pasaban noche buena conmigo y fin de año con él.En mi caso todavía no sabía dónde iba a pasar navidad, las cosas con mi familia seguían intactas.Ahora estaba en el shoppingcomprando regalos, el arbolito ya estaba hecho y el dolor en el pecho no había desaparecido del todo, pero ya estaba más tranquila. Compré varias cosas y me fui para casa, entré y pensé "ésta casa es muy grande" sinceramente me traía recuerdos malos y buenos, me traía nostalgia, tenía muchísimas ganas de irme de allí, era una casa enorme para tres personas, si, antes éramos cuatro, pero la falta de una hacía la diferencia, mucha diferencia. Cuando llegué estaba mamá en casa con los nenes, tenía ganas de arreglar todo ya, necesitaba pasar una navidad tranquila a pesar de todo, por suerte los chicos estaban afuera, mamá estaba sentada en el sillón así que aproveche para hablar.
Me senté a su lado y me la quedé mirando.
-¿Podemos hablar?-le dije.
Ella asintió.
-¿Por qué estás así conmigo?-le dije.
-Hija, vos ya sabés lo que pienso al respecto de todo lo que está pasando...
-Má, yo sé que es difícil, porque sé que vos a Pedro lo querías muchísimo, pero pensá en mí, es difícil para mí también no tenerlo conmigo...
-¿Entonces por qué te separaste Paula?
-No me la hagas más difícil  ¿no te das cuenta que lo único que quiero es que me abraces y que me digas que todo va a estar bien?-le dije con lágrimas en los ojos.
-Perdoname hija, en serio, pasa que nunca pensé que fueran a llegar a esto, yo se que discutían, pero ambos están enamorados, me cuesta entenderlo.-me dijo abrazándome.
No le iba a decir a mi madre que estaba arrepentida, no, iba a arruinar el momento, pero obvio que lo sentía, sentía que había entrado en el problema más grande de mi vida. Ahora solo quedaba enfrentarme a la vida sola, nuevamente, tenía que retomarla, ahora había que buscar otro camino.
Enseguida vinieron los chicos corriendo, ya habían terminado las clases, por suerte, amaba tenerlos conmigo todos los días.Todavía no habían superado todo esto, pero se lo estaban tomando mejor... día a día.

PEDRO

Sonó el teléfono de casa, atendí, una voz desconocida me hablaba del otro lado.
-¿Hola?-dije
-Hola, ¿Pedro?-me dijo.
-Si, ¿quién habla?
-Perdón que te llame, soy la chica del otro día, la que viste en la estación.
-Ah, sí, ¿cómo estás?
-Bien, necesito hablar contigo.
-¿Por? ¿Pasó algo?
-Si, ¿podemos encontrarnos en algún lado?
-Si, como quieras.
-¿Te parece en el bar "Antojos" que está en Las Cañitas?
-Si, lo conozco, ¿a las 17.00 está bien?
-Si
-¿Como es tu nombre?
-Verónica
-Buen, nos vemos.

Bueno, la verdad que no tenía ganas de ir, pero bueno, me iba a hacer bien hablar con alguien, ¿que decía? si ni siquiera la conocía a la chica, igual pensé que ir iba a ser lo mejor, digo, capaz que le pasaba algo serio, con respecto a Martín.
Se hicieron las cinco, yo ya estaba sentado en el bar, esta vez sin Paula, este era el restaurante al que solíamos venir cuando Paula vivía en Las Cañitas, su casa estaba enfrente al mismo.
La vi llegar, alta, morocha, ojos marrones, con un short de jean, una remera suelta y unos lentes, ¿modelo? pensé.
-Hola.-me dijo un poco nerviosa y sentándose en frente mío.
-Hola, ¿cómo estás?-le dije.
-Bien, ¿vos?- me dijo.
-Bien gracias, ¿me contás que pasó? me dejaste con la intriga.
-Ay la verdad, primero que nada te quiero pedir mil perdones por molestarte, pero creo que es importante...
-Bueno, decime.
-Me separé de Martín
-Ah, bueno, me alegro.-me dije y sonreí.
-No, esperá, no es todo, me contó de vos y de tu esposa, ¿Paula no?
-Si, Paula, ¿que dijo?
-Algo así como que la iba a recuperar...
-¡Ay! yo lo mato, te juro que lo mato.
-¿Qué pasa?-me dijo notando que estaba un poco alterado.
-Nada, pasa que por esa persona casi me muero.
-No puedo creer, yo lo conocí cuando salió de la cárcel, parecía buen hombre hasta me hizo creer que lo suyo en la cárcel había sido un gran error. Pero después empezó la violencia, por eso estaba en el juzgado el otro día, y vos... ¿por qué estabas ahí?
-Me divorcié.
-Ah, ¿de Paula?
-Si, de ella
-Perdoname que me meta.
-No, no pasa nada, está bien.
-¿Y tu familia?
-No están de acuerdo con la separación, tenemos dos hijos, y bueno, es muy complicado.
-Ah, si te entiendo, ¿y vos...? digo... ¿como llevas todo?
-La estoy remando, es difícil para mí también  pero bueno... no me queda otra que empezar una nueva vida, por llamarlo así.
-Si, claro...-me dijo.
Nos quedamos los dos en silencio, la miré, sentí algo en mi interior, algo que me asusto, ella me gustaba, me gustaba mucho, pero... ¿y Paula? ¿que pasaba con ella? ¡No Pedro! ya te separaste, ¡hace tu vida!
La seguía mirando, ella me sonreía, se daba cuenta de que la estaba analizando.


PAULA


Ya tenía decidido irme a vivir a Las Cañitas, a mi vieja casa, era un poco más chica y la verdad que vivir en una casa tan grande sola con los chicos me daba un poco de inseguridad, así que pensé que una casa mas chica iba a ser mucho mejor.
Me subí al auto, prendí la radio y me fui para la casa, necesitaba tomar algunas medidas para comprar un mueble, porque el de mi casa actual no entraba.
Llegué, tomé las medidas, aproveché para dejar algunas cosas y salí nuevamente.Cuando me estaba subiendo al auto vi una cara conocida, lo que vi no me agrado nada, era Pedro, pero no estaba solo, estaba acompañado.
Él giró la cabeza y me vio, yo desvié la vista y me subí al auto, furiosa, al fin y al cabo no se porque me ponía así, él ya no era nada mío, pero dolía, dolía saber que se había olvidado tan rápido de todo... Pero recalculé: Paula, la chica puede llegar a ser una amiga, o alguna conocida, no te crees historias en tu cabeza.
¿Amigos? no, no creía en la amistad entre el hombre y la mujer, amistad... pero al tiempo se volvía romance, siempre, eso estaba claro.Aceleré con todas mis fuerzas, pero me acordé que estaba en el medio de la calle y que me podía llegar a matar, me tranquilice y traté de respirar hondo.

martes, 10 de noviembre de 2015

El poder del amor RENOVADA - Capítulo 21 - Odiaba no ser su mundo

PEDRO

Ella bajó la mirada, sabía que si me miraba se iba a angustiar aún más, lo sentía, la conexión entre ambos todavía no había terminado, la miré, tenía que decirle algo.
-¿Como estás?-le dije
-Bien... ¿vos?-me dijo.
-Bien, creo.
Me sonrió.
-¿Los chicos?-le dije.
-Ahí andan, dentro de todo bastante bien.-me dijo.
Estaba incómodo, pero algo me preocupó, no tenía ganas de besarla, eso era raro en mí, ¿qué me pasaba? ¿La estaba dejando de querer? sacudí un poco mi cabeza para ordenar mis pensamientos. En ese instante una señora salió de la oficina.
-Pedro y Paula, ¿son ustedes?-nos dijo mirándonos.
-Si somos nosotros.-dijo Paula.
Nos levantamos y pasamos a la oficina, mi corazón se aceleraba cada vez más al igual que mi respiración, mis manos sudadas otra vez, nervios, más que nada.
-Bueno vamos a pasar a lo nuestro, primero que nada quiero saber si ambos están de acuerdo con esto y si tienen algo que decir al respecto.Lo único que quiero es que las dos partes queden bien, es decir sin discusiones de por medio.-dijo la señora.
-Yo creo que no hay nada que aclarar, fue una decisión de los dos, creo que ambos estamos de acuerdo.-dijo Paula mirándome.
-Si, coincido con ella.
-¿Tienen hijos?
-Si, dos.-dije
-¿Que edad tienen?
- Tres y cinco años.-dijo Paula.
-¿Y como lo tomaron?-dijo la señora.
-Mal, obviamente, el más chico no entiende mucho, pero la grande si, y está sufriendo.
-Entiendo, bueno, acá están los papeles, queda en manos de ustedes si deciden firmar o no...-dijo poniendo un papel adelante nuestro.

Agarré la lapicera que estaba al lado de la hoja, lo hice sin pensarlo, cuando me di cuenta que tenía la lapicera en mi mano me pregunté qué estaba haciendo.
Paula me miraba, en este momento me gustaría saber lo que pensaba, quería saber tantas cosas, miré el papel y apoyé la lapicera en donde decía "Firma", mi mano temblaba, mucho. Firmé, mi nombre ya estaba escrito en ese papel, ese fue mi gran paso,¿o mi gran error?
Ella tomó la lapicera y me miró, decepcionada  si, tenía cara de decepcionada, firmó, ahora estábamos separados oficialmente.






PAULA

Me fui casi corriendo del juzgado, sin saludar a Pedro ni nada. Quería estar completamente sola, le pedí a mamá que se quedara con los chicos esa noche así que me fui directo para casa. Ya en el auto las lágrimas recorrían mi rostro, no podía creer que había apartado al hombre de mi vida, sabía que esta era una de esas típicas reacciones luego del divorcio, pero ¿la iba a superar? ojalá que si. Llegué a casa, sin prender la luz me senté en el sillón y seguí llorando, cada vez más fuerte, dentro de toda esa oscuridad me sentía... nada, me sentía sola, completamente sola y estúpida. ¿Por qué lloraba por ese hombre? enseguida me acordé de las palabras de Luna cuando le dije de la separación "¿vos estás segura de lo que estás diciendo?" Seguía allí, en el medio de la oscuridad y el silencio, sentía como Moro se subía al sillón, mi única compañía ahora. Había dejado ir al padre de mis hijos, al hombre que cambió mi vida de un día para otro, al que besaba, al que abrazaba... al hombre que amaba, pero a la vez odiaba. Lo odiaba tanto, lo odiaba por quererlo, por hacer que lo quiera, por cómo era conmigo, por esa forma que tenía de que con él las cosas fueran más fáciles y lindas, lo odiaba el simple hecho de que cambió mi vida.


PEDRO

Estaba en el auto, Paula se había ido casi corriendo del juzgado, no saludo ni nada, hasta me pareció que se fue llorando, me rompió el corazón. Estaba llegando a casa, paré en una estación de servicio a cargar nafta.Mientras pagaba vi una chica morocha, algo alta, llorando, la conocía, claro, pero de rostro nada más, estaba sola, como la había visto antes. Me acerqué, esta vez no me iba a hacer el desentendido, además se notaba que necesitaba ayuda, estaba como perdida, llorando desconsoladamente.
-¿Estás bien?-le dije. La chica me miró, claro, era la muchacha que había visto en el juzgado, ¿qué hacía acá? ¿Sola?-Vos estabas en el juzgado...te vi hace un rato, ¿estás bien? ¿Necesitas que te ayude en algo?
-No, no te preocupes por mí, estoy bien. Anda porque va a venir y te va a matar. Andate por favor.-me dijo llorando y muy nerviosa.
-No, quedate tranquila, vení conmigo...
-¡No! andate, va a llegar y te va a matar, hacelo por mí, ¡por favor!-me dijo apartándola de ella.
Enseguida sentí como alguien tocaba mi hombro, y yo observando la cara de la chica noté como se desfiguraba su rostro, me di vuelta y lo que vi me dejó paralizado.
-¿Que haces amigo?-me dijo él enojadísimo.
Claro, la persona que había arruinado mi vida completamente, la respuesta de algunos de mis problemas estaba frente a mi rostro.
-Martín... cuando tiempo...-le dije.
Era el muchacho del juzgado, el que había maltratado a la chica, pero ¿como no lo conocí? si, la verdad que estaba totalmente cambiado, la cárcel la había hecho un poco mal, bastante mal.
-Bueno... la frutilla de la torta... ¿como andas Pedrito?-me dijo haciéndose el superado y tocándome el hombro.
-Soltame ¿qué le estás haciendo a la chica? dejala tranquila.
-La chica es mi novia amigo, no me vengas a decir lo que tengo que hacer, hace tu vida chiquito-me dijo enojado.
Me di vuelta, pensé en la pobre mujer, en lo que estaría sufriendo, ¿pero que iba a hacer? no podía hacer nada, noté como Martín entraba nuevamente al supermercado que había en la estación, entonces me acerque a la chica y le di un papel con mi teléfono anotado.
-Cuidado, este hombre me hizo la vida imposible a mí, por culpa de él casi dejo sola a mi esposa y a mis hijos, no le creas, si tenes algún problema llamame a este número.
-Gracias-me dijo llorando.
Me subí al auto, preocupado, esta situación, el divorcio, estaba que la cabeza no me daba más, tenía ganas de llorar, de descargarme, estaba realmente mal.No pasaba por una situación así desde que mi madre había fallecido, la recordé y enseguida empezaron a caer mis lágrimas, me sentía un fracasado.





PAULA


No, no lo odiaba a él.Odiaba ya no hablarle, odiaba ya no ser su mujer, odiaba ya no ser su mundo. Seguía llorando en el sillón como una estúpida, solo quería prender la luz y ver su rostro, su sonrisa, sus ojos, verlo sentado en el sillón con los chicos, sentir sus ronquidos, sus besos, sus abrazos.Su amor.
Fue en ese preciso instante cuando me di cuenta que lo había perdido todo. Lo único que quería hacer ahora era irme lejos, quería descansar, pensar, reflexionar, necesitaba ordenar mi cabeza más que nada. Necesitaba escuchar sus "no te preocupes, estás conmigo" esas frases que él siempre tenía, y que me tranquilizaban de una forma inexplicable, necesitaba tenerlo cerca, sentir como nos conectábamos con solo una mirada, hoy es no había pasado, lo miré y no sentí nada, eso era lo que me preocupaba, nuestra conexión  ya estaba perdida, ¿para siempre?
Decidí pararme y prender la luz, peor, ahora si veía la realidad, estaba sola, completamente sola, mi corazón estaba inundado de tristeza y dolor, solo quería dormir y no despertarme hasta sentir un alivio en el pecho.
Dejé la cartera en la silla y me dirigí al baño, me miré en el espejo y enseguida pensé: ¿Por qué lloro por él? tengo que ser fuerte, ahora más que nunca, no podes estar así Paula, ¡tenes que estar bien! Digamos que esto me subió un poco el autoestima pero ni tanto.

martes, 13 de octubre de 2015

El poder del amor RENOVADA - Capítulo 20- Situación incomoda

PAULA

17 de diciembre, ¿que puedo decirles? ya estaba preparada, psicológicamente y físicamente. Las dos semanas anteriores creo que fueron las más difíciles de mi vida, no por mí, ni por Pedro, sino por los chicos, las noches más largas y tristes.A veces esperaba a que los nenes se durmieran para encerrarme en el cuarto a llorar, tenía un agotamiento corporal impresionante, necesitaba descansar por lo menos una semana. Pero al fin y al cabo hoy era el día, a las cinco de la tarde teníamos que estar los dos en el juzgado para firmar "esos" papeles. 
Ya habíamos quedado con Pedro que los lunes y miércoles pasaba a buscar a los chicos por el colegio y se los llevaba con él a la casa hasta el otro día, el resto de la semana se quedaban conmigo. Estábamos haciendo todo lo posible para no vernos seguido, era difícil para los dos, pero también era entendible que nos quisiéramos ver lo menos posible. Eran las 12 del mediodía, yo estaba en el auto con los chicos, llevándolos al colegio, luego debía ir al trabajo hasta las cuatro, después ir a buscar a los chicos al colegio, llevarlos a la casa de mi mamá y luego ir al juzgado, sin duda un día agotador. 


PEDRO

Estaba tirado en mi cama, mirando el techo, la verdad que desde que había peleado con Paula mi vida era un desastre. Con respecto a mi nuevo hogar estaba bastante bien, la había arreglado y ahora se podía decir que era una "casa". Mi familia obviamente estaba en desacuerdo conmigo, con lo de la separación, al igual que la de Paula, creían que estábamos haciendo mal, más que nada por los chicos, pero claro, nadie piensa en nosotros, en cómo estamos con esta decisión. Entiendo que los hijos son súper importantes en estos momentos, y que seguramente son los que más sufren, pero... ¿nosotros? nosotros también sufrimos, claro, no de la misma manera, pero es muy difícil para ambos.
Hacía aproximadamente una semana que no veía a mis hijos, ni a Paula, los extrañaba realmente, a no ver a Paula ya me tendría que ir acostumbrando, pero no ver a mis hijos dolía y dolía en serio. 


PAULA

Listo, ya había llegado al trabajo, Luna no venía y hoy más que nunca la necesitaba acá conmigo.Necesitaba un apoyo, y ahora ella era la única que me apoyaba.Mi familia estaba en desacuerdo con la separación, pero bueno, no me quedaba otra que ignorarlos, duele si, ignorar a tu familia en estos momentos era lo más absurdo que podía hacer, pero bueno, yo ya tenía mi decisión, allá ellos.
Con respecto al tema "Martín" no había hablado con él aún, pensaba hacerlo después de todo este caos.Necesitaba estar tranquila, aunque con él al lado era casi imposible. En fin, tomé mi computadora y me puse a hacer unos diseños, todo me quedaba horrible, ¿inspiración? cero. 

Pasó el rato, se hicieron las cinco y media, al fin, pensé, por un lado quería salir corriendo del trabajo, pero por otro lado se acercaban las cinco de la tarde,
Fui a buscar a los chicos al colegio y los dejé con mi madre, con la que ahora no cruzaba tantas palabras. Me fui para casa, le di de comer a Moro, me acosté un rato, para descansar, me bañe, me cambié, hice una merienda rápida y me fui para el juzgado. 
Ya en el auto tenía el corazón que no daba más, no por nervios, sino por no saber si estaba haciendo lo correcto, tenía miedo, más que nada.






PEDRO


Esta situación ya me superaba, estaba cansado.Realmente sentía que al firmar esos papeles ya no abría vuelta atrás. Estaba tomando una decisión que todavía ni sabía si era lo correcto.Ya en el auto, mis manos sudaban como nunca, señal de que estaba nervioso. Llegué, hoy más que nunca, llegar temprano era malo, sonaba como que quería hacer todo rápido, si, por un lado  quería que fuera todo rápido, no quería sufrir tanto, aunque era imposible no hacerlo. Bajé del auto, mi visión no era muy buena, llovía, había una gran tormenta, abrí el paraguas y entré al juzgado. No había nadie, solo una mujer que lloraba, me alivié al saber que no era Paula, me senté en un sillón que había en la sala de espera, sabía que lo más difícil no iba a ser firmar los papeles, sino verle la cara a ella, sabía que eso me iba a matar. La mujer me miraba y sinceramente me incomodaba, lloraba, mucho, obvio que no me iba a meter en sus problemas, además me daba vergüenza preguntar, estaba sola. Al instante un hombre salió de una oficina, agarró a la mujer del brazo y le dijo que se tranquilizara de forma agresiva, enseguida me vino a la cabeza cual podría llegar a ser su situación y la verdad que me alegraba saber que con Paula era todo distinto, por suerte.


Bajé la cabeza, no me iba a meter en la discusión de esa pareja, no obvio que no, traté de controlarme, pero a la vez tenía ganas de darle su merecido a ese hombre, la chica no se merecía eso, era hermosa, sinceramente, y en sus ojos se notaba que estaba sufriendo. Se fueron, por suerte, me incomodaba la situación, y mucho. Giré mi cabeza, la vi llegar, me vio y me sonrió, ¿que podíamos hacer? nada. Paula se me sentó al lado, y me miró, con sus ojos me decía todo, todavía no habíamos pronunciado ni una palabra.

viernes, 2 de octubre de 2015

El poder del amor RENOVADA - Capítulo 19 - Imposible llamarlo amigo

PEDRO

Hacía 5 años que no volvía a mi casa de Las Cañitas  no la de mi padre, la mía, nunca la vendí, me fui a vivir a lo de Paula pero sin embargo la casa siempre fue mía.  Lo que estaba viendo era totalmente desagradable, la casa estaba toda desordenada, sucia, no había luz, la verdad un asco, por decirlo así. Prendí unas velas cosa de iluminar un poco el ambiente, ordené un poco, sacudí las sábanas, el colchón y me acosté. No lo podía creer, ¿qué hacía acá? no podía creer que había vuelta a esta casa, todo había terminado, ¿qué iba a hacer ahora? Tenía un dolor en la espalda inexplicable, pero el corazón dolía muchísimo más, ¿cómo había pasado todo tan rápido? Casi imposible de describir todo lo que había pasado con esa mujer, que obviamente había dado vuelta mi vida y si había algo que me faltaba ahora era ella. Extrañaba su aroma, sus caricias, su presencia.Me la imaginaba acostada sobre mi pecho, o pasándose sus cremas como solía hacer antes de dormir. Me di vuelta en eso que ahora parecía ser una cama, que básicamente ya estaba consumida por las termitas. Extrañaba nuestra casa, mis hijos, la extrañaba a ella.
Creo que lo puedo superar, pensé, no puede ser tan difícil, ¿no?


PAULA

Lo único bueno que podía rescatar de todo esto es que habíamos terminado de buena manera, y eso era algo positivo.No éramos como esas parejas que se separan a los gritos...no, seguro después de firmar "esos" papeles íbamos a ser algo así como "amigos”. ¿Amigos? ¿Qué estoy diciendo? no, imposible Paula, como pueden ser amigos después de estar en pareja con él, no, no había nombre para eso, ¿como vas a llamar "amigo" al hombre que te hizo feliz, al padre de tus hijos, al que le dabas besos? no, imposible llamarlo "amigo".

Tenía algo de curiosidad por saber cómo iba a ser mi vida después del 17 de diciembre, el día que teníamos marcado para ir al juzgado a firmar los papeles de divorcio. ¿Curiosidad? mejor dicho miedo, tenía miedo a lo que estaba por venir.No había hablado con mi familia de todo esto, la única que sabía de una posible separación era Luna. Mi familia amaba a Pedro, no sécómo iba a reaccionar a semejante noticia.

Apagué la luz, me tapé con la sábana. La cama parecía tan grande sin él, y otra vez esa nostalgia que me inundaba el corazón... de tenerlo conmigo, sabía que esto ya no iba a ser posible, ya está Paula.


PEDRO

Seguía tratando de dormir, pero con el olor a humedad que había era casi imposible. Tenía frío, por más que fuera diciembre en esa casa hacía un frío invernal.Necesitaba su calor, todavía no encontraba la respuesta a todo esto, ¿por qué nos separábamos si nos hacía mal? y siempre llegaba a la misma respuesta " nos hacemos mal" ¿pero qué dolía más? ¿Estar juntos o estar separados? la verdad no lo sabía. Pensaba en su último "Te amo", enseguida me acordé de nuestra alianza, la miré, aún la llevaba puesta, me la saqué, y miré el grabado que llevaba adentro, ¿aún la amaba? Esto era muy difícil,  casi imposible de superar, pero sabía que el tiempo iba a arreglar todo, para bien  o para mal, pero lo iba a arreglar.


PAULA

Me acordé de la carta de Martín, ¿qué hacía pensando en él en este momento de mi vida? no sé, pero se me vino a la cabeza todo lo que había escrito.Realmente tenía ganas de hablar con él, tenía que escuchar su arrepentimiento, sus disculpas, tenía la certeza de que esta vez iba a ser diferente. Tenía que dejar de pensar en Pedro, no olvidarlo, pero si dejarlo ir.



PAULA


Cerré los ojos y quedé dormida, al otro día era sábado así que no puse el despertador. Quería dormir, extrañaba despertarme con mi "despertador biológico".
Al otro día abrí los ojos y tenía a Malena durmiendo al lado mío, se había pasado para mi cama a la noche, seguramente.La miraba dormir, era tan hermosa, era igual a Pedro, aunque todos dijeran que era igual a mí, no, era su calco, tenía su carácter  su manera de ser.La seguía mirando, amaba tenerla conmigo, enseguida abrió los ojos, me vio observándola y se rió.
-Hola mi vida-le dije dándole un beso.
-Hola-me dijo.
-¿Cómo estás?
-Bien, ¿papá?
Si, iba a ser difícil, obviamente, estas preguntas iban a aparecer por lo menos por unos cuantos días, lo peor es que no sabía que decirle, es decir, no le quería mentir, pero tampoco quería lastimarla, no me quedaba otra que decirle la verdad.
-Papá no va a poder vivir más acá
-¿Por?-me dijo con cara de tristeza.
-Porque...
No sabía que decirle, me rompía el corazón, así que cambié de tema totalmente.
-Male, andá a despertar a tu hermano, ¡dale!-le dije sonriendo.
-Bueno.-me dijo y se fue corriendo al cuarto.
Me levanté a preparar el desayuno, hice unas tostadas y las llevé a la mesa. Vinieron los nenes corriendo, y se sentaron a desayunar.
-Má ¿hoy podemos ir a la plaza a jugar?-me dijo Ian.
-Si amor, después vamos, ¿a la tarde si?
-Si, ¿y viene papá con nosotros?-me dijo Ian.
No quería ver a Pedro, sabía que me iba a hacer peor, pero tampoco podía apartarlos de su padre de un día para el otro.
-No sé, llamalo y preguntale.
-Bueno...-me dijo Ian y agarró el teléfono.
Se fue al cuarto a hablar, cuando vino me dijo que Pedro iba a venir con nosotros. La verdad que era lo que menos quería, sabía que íbamos a hablar, no iba a estar dos horas evitándolo.

Se hicieron las 4 de la tarde, llegó Pedro a casa, lo saludé, y nos fuimos para la plaza, cuando llegamos los chicos se fueron corriendo a andar en bicicleta y con Pedro nos quedamos caminando por ahí.
-¿Como estás?-me dijo.
-Bien, ¿vos?
-Bien, remándola, mi casa de Las Cañitas es un desastre.
-Te dije que te quedaras en Las Cañitas.
-No Pau, tengo mi casa, no voy a molestar.
Lo miré, tenía ganas de abrazarlo, y lo hice, lo abracé, él respondió al abrazo, suavemente, eran tan especiales sus caricias, todo.
-Perdoname.-le dije apartándome de él.
-No tenes que pedirme perdón Pau, yo se que todo esto es difícil, yo también necesitaba ese abrazo.
-¿Enserio?-le dije.
-Si, claro, no te voy a mentir.
-¿Vos crees que estamos haciendo lo correcto?-le dije.
-Yo creo que sí, no quiero que nadie más salga lastimado...
Bajé mi cabeza.
-¿Como vamos hacer?, digo... después del 17.-le dije.
-No se Pau, yo creo que lo mejor es que nos veamos lo menos posible, lo digo por vos y por mí, nos va a hacer mal.
-Si tenes razón... no sé, podemos hacer que los chicos se queden dos veces a la semana con vos, en tu casa y el resto conmigo.
-Si, obvio, ellos pueden venir cuando quieran, me llaman y los voy a buscar.
-Gracias.

Estuvimos hablando un rato, era muy difícil mantener una charla fluida, nuestra conexión seguía, y eso se notaba.

domingo, 27 de septiembre de 2015

El poder del amor RENOVADA - Capítulo 18 - Una alianza

PAULA


Estábamos los dos sentados en el pasto, como solíamos hacer hacía 5 años, pero esta vez no era para descansar, era para despedirnos, ¿despedirnos? yo no quería despedirme de él, no, podíamos separarnos, tal vez alejarnos, pero lo quería seguir viendo. Abrazados, ambos llorando, me partía el corazón ver a Pedro llorar, no era muy común en él, sentía su corazón en mi pacho, su respiración entrecortada y sus lágrimas que se cruzaban con las mías en mi rostro. Sentía nuestra conexión de siempre, ¿sería la última? esa conexión que amaba sentir entre nosotros, ¿qué voy a hacer ahora? me preguntaba cada dos minutos.
-Tenemos que hablar con chicos.-me dijo secándose las lágrimas y tranquilizándose un poco.
-Si, tenes razón, no puedo creer esto... lo que estamos pasando...-le dije aún con lágrimas en los ojos.
Nos levantamos y nos fuimos caminando hacia el auto, nos subimos, Pedro puso en marcha el auto y partimos para el colegio a buscar a los chicos, teníamos que hablar con ellos, explicarles bien como iban a ser las cosas.
-Pedro...-le dije
-¿Qué?
-¿Dónde estás viviendo vos?
-Ayer me quedé en tu casa de Las Cañitas... perdón pero tenía las llaves y era tarde.
-No, está bien, es tuyo...
-No Paula, yo te lo regalé, es tuyo.
Le sonreí, la primera sonrisa en dos días.
-¿Que vas a hacer?, ¿te vas a quedar ahí?
-No, voy a volver a mi casa de antes, seguramente.
-Ah bueno.

Llegamos al colegio, los chicos se subieron al auto y partimos para casa, lo que nos esperaba era casi inexplicable.
-Tenemos que hablar con ustedes.-les dije a los chicos que miraban intrigados.
Los nenes nos quedaron mirando, notaron nuestras caras de preocupación, así que ninguno protestó y se sentaron en el sillón y nos quedaron mirando, nosotros nos miramos y empezamos la charla.
-Bueno, esto que les voy a decir es triste, pero primero que nada quiero que ustedes sepan que entre papá y mamá va a quedar todo bien.-dijo Pedro.
-¿Que pasa?-dijo Malena.
-Con papi nos vamos a separar un tiempo, yo sé que esto va a ser difícil para todos, pero es lo mejor.
La cara de Malena cambió totalmente, se levantó del sillón, me miró y me dijo gritando y llorando
-¡¡¡Me prometiste que no nos iba a dejar!!!
Yo sabía a qué se refería "Papá nunca nos va a dejar, te lo prometo" se me partió el corazón, todo estaba saliendo mal, bajé la cabeza, noté como Ian salió corriendo atrás de su hermana y yo quedé sola en el living, con Pedro. Me puse a llorar sentada en el piso, como una fracasada, me sentía así, no lo podía evitar, todo me salía mal.Sentía como Pedro me acariciaba la espalda tratando de calmarme, pero eso me hacía peor, lo miré y me dijo:
-Va a ser difícil Paula...
Eran chicos todavía, pero Malena siempre se tomaba las cosas de una manera que me asombraba realmente, Ian no entendía mucho por eso no se enojaba tan seguido.
Me levanté del piso y me saqué las lágrimas, miré a Pedro y le dije:
-Anda, no te preocupes, yo lo arreglo...
-¿Estás segura? ¿No queres que me quede?
-No deja Pedro, anda tranquilo, después hablamos.-le di un beso en la mejilla y se fue.
Me senté un rato en el sillón para ordenar mis pensamientos nuevamente, esta vez tenía que encontrar las palabras justas para hablar con los chicos, que aún seguían encerrados en el cuarto. Me levanté y abrí la puerta de su habitación, Malena estaba jugando con unas muñecas y Ian se había quedado dormido en su cama.
-Amor, ¿podemos hablar?-le dije sentándome en el piso junto a ella, que lo único que hizo fue mirarme como esperando explicaciones.
-Vení, vamos al living, así dejamos dormir a tu hermano.-le dije, agarrándola de la mano.
Ya sentadas en el sillón empecé a hablar.
-Yosé que esto va a ser difícil para ustedes, porque también es difícil para mí y para papá.
-¿Entonces por qué se separan?-me dijo enojada.
-Porque las cosas entre nosotros no están bien, nosotros no queremos pelear más, y tampoco queremos que ustedes estén mal.
-¿Y papá se va a ir para siempre?
-No amor, papá siempre va a venir a verlos, no se va a ir...-trataba de encontrar las palabras para que entendiera, aunque tenía un nudo en el pecho que a veces no me dejaba hablar, tenía ganas de llorar, pero no podía mostrarme así adelante de mi hija.
Ella no respondió, solo se quedo conmigo abrazándome.Como amaba sus abrazos, eran tan cálidos y suaves, era el abrazo de una hija, un abrazo especial, diferente a muchos. Estaba orgullosa de ser madre y no se imaginan cuanto.





De lo que menos tenía ganas era de cocinar, así que pedí una pizza, desperté a Ian y comimos los tres, era un silencio total, lo único que se escuchaba era la televisión, ni los chicos hablaban ni se molestaban entre ellos como solían hacer, no, estaban callados, comiendo, notaba sus caras, caras de tristeza y de preocupación, al otro día era sábado, así que traté de romper el silencio con algo divertido.
-¿Después de comer quieren ver una peli?-dije sonriendo, obvio, peor sonrisa que la mía en este momento no había.
-¡Sí!-dijo Ian.
Malena solo simuló un "si" con la cabeza. Saqué una de las películas que tenía guardada, obvio que eran en dibujitos, no les iba a poner una película dramática.Vimos "Rio", nos reímos un rato y cuando terminó la película tenía a mis dos hijos durmiendo arriba mío, los amaba tanto. Sonó mi celular, recé para que los chicos no se despertaran, me levanté con cuidado y atendí:
-¿Hola?
-Hola Paula, soy Pedro...
-Ah hola...-dije
-¿Cómo estás?
-Bien, ¿vos?
-Bien, ¿todo bien con los nenes?
-Si, se quedaron dormidos mirando una película.
Quedamos en silencio ambos por unos segundos, se me cayó una lágrima, otra vez, ¿por qué era tan difícil?, Pedro lo notó a través del teléfono. Sentí un suspiro al otro lado del celular.
-Perdoname, por ponerme así...-le dije.
-Está bien... yo también estoy así por dentro...-me dijo.
Necesitaba abrazarlo, tenerlo conmigo, acá, junto a mí.
-Escuchame, yo sé que no es el mejor momento para hablar de esto, pero bueno... hay que hablarlo... -me dijo.
Sabía a qué se refería, a los papeles y todo eso, ¿los papeles de divorcio? Hablamos un poco sobre eso y corté. Desperté a los chicos un minuto para que se pusieran el pijama, se acostaron nuevamente y quedaron los dos dormidos enseguida. Yo por mi parte me di un baño, me pasé unas cremas y me acosté a mirar la televisión.¿ Vieron cuando la noche te obliga a reflexionar sobre tu vida? bueno, eso. Listo, ahora más que nada empezaban mis miedos a enfrentarme sola a la vida, si, claro, tenía dos hijos y una familia maravillosa, pero no era lo mismo, temor a no conseguir otra persona que me amara, pero creo que esto quedó acá,  ninguna relación iba a compararse a la que tuvimos con Pedro, no, esta había sido diferente a todas, por más que terminemos así, él fue el hombre de mi vida y lo reconozco. Estaba sentada en la cama, mirando esa insignificante pero importante alianza,  me la saqué, la estudiaba, la giraba, hasta que vi en su interior un "te amo". Pedro cuando compró las alianzas de casamiento había pedido que le grabaran un "Te amo", aún no quería sacármela  aunque fuera insignificante no quería apartarme de ella, sabía que el tiempo lo iba a curar todo, ¿pero cuanto? ¿Cuanto tiempo hay que esperar? realmente odiaba estar así, mal conmigo misma, mal con la vida.

Seguía analizando la alianza, no sé que buscaba, ¿la respuesta a todo esto? no sé, pero seguro que allí no la iba a encontrar. Por suerte ya no lloraba, igual todavía no me había caído la ficha totalmente, cuando estuviera sola en casa sin nadie, ahí iba a caer, de eso estaba segura. Para peor y para sumarle a todo esto, se acercaba Navidad y fin de año, ¿qué puede ser peor que separarse justo para las fiestas? sí, creo que la peor decisión, este fin de año iba a ser el peor, esto también lo tenía clarísimo. La cosa terminaba acá con Pedro, no había más chances, ya estaba todo dicho, todo aclarado. El 17 de diciembre teníamos que firmar "esos" papeles, los papeles de divorcio.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

El poder del amor RENOVADA - Capítulo 17 - Somos dos

Tomé la carta, un poco apurada e intrigada. Ya me parecía conocida, enseguida sentí como se aceleraba mi corazón, no sabía si abrir la carta era la mejor decisión en este momento.Yo sabía de quien era, y otra vez...¿cómo sabía donde trabajaba? Me dejé de tonterías y la abrí.
"Paula, tanto tiempo, no quiero que te asustes, estuve dos años pensando, en vos, en nuestros años de amistad, lo arruiné todo. Siempre me gustaste, quiero que lo sepas, aunque creo que ya lo tenes claro, siempre fuiste mi amor platónico, por llamarlo así. Siento que las cosas entre nosotros pueden cambiar, que podemos volver a esa vieja amistad, pero esta vez sin violencia, siento mucho lo que hice, no estaba consciente.Cambié, para bien, hace 4 días que salí de la cárcel, un lugar espantoso que me ayudó a recapacitar, espero que me sepas entender, te voy a dejar mi número de teléfono. Quiero que hablemos, como amigos, nada más... quedate tranquila, ya te superé, tengo novia. Mi teléfono es 4589-8734, espero tu llamada." 

Martín


Ya había salido de la cárcel, ¿Tenía que entrar en pánico? ¿Que hacía?, ¿lo llamaba? ¡No Paula! Todo lo que te hizo ¿y vos te vas a poner a hablar con ese loco? Traté de ordenar mis pensamientos, que ya eran bastantes en este momento de mi vida.Por un momento me preocupé,  pero su carta me parecía sincera, una charla de conocidos, porque no éramos amigos ni nada, no le iba a hacer mal a nadie ¿no? Pero todavía no lo quería llamar, antes quería hablar con Pedro, era lo primordial en este momento, creo. Me quede tranquila al saber que estaba de novia con alguien, espero que sea verdad, pensé.

Estuve todo el día trabajando, recibimos varias felicitaciones por el desfile, habíamos logrado mucho y por suerte todo había salido de diez, estaba contenta, en ese sentido.
Al fin se hicieron las cuatro y media, ¿al fin?, por un lado quería salir del trabajo, pero pensaba en la charla que nos esperaba con Pedro, esta vez el que tenía que hablar era él, pensé, siempre son las mujeres las que empiezan la charla, por una vez podría empezar él. Recibí un mensaje que decía "Estoy abajo" obvio era de Pedro. Los nervios me recorrían todo el cuerpo, ¿qué hago cuando me suba al auto? ¿Lo beso o le doy un beso en la mejilla? no Paula, vos estas enojada, no podes regalarte así nomas, tenes que estar indignada. ¿Estaba arrepentida? Podía ignorarlo pero no podía dejar de lado las ganas de besarlo y abrazarlo, lo extrañaba, pero no podía, tenía que controlarme.
Le respondí: "ok, ya bajo"

Bajé, me hice la seria, me subí al auto y pronuncié un "Hola", por suerte él ni se movió para darme un beso,así que no tuve que hacer nada.
-Hola.-me respondió.
-¿A dónde vamos a ir?-le dije.
-¿Estás apurada?-me dijo con cara de "si estás apurada te podes ir"
Lo miré seria, con cara de “¿ya empezas?”
Listo, me estaba imaginando muchas cosas, miré hacia adelante, no quería mirarlo a los ojos, se el poder que tiene, te conquista y te derrite con solo una mirada, eso lo tenía claro.
-¿Te parece ir al parque ese que está cerca de casa?-me dijo.
-Bueno.


PEDRO


Sabía que su plan era ignorarme, le salía tan mal.Por un lado sabía que seguía enojada, pero por el otro la veía evitando mi mirada y me daba gracia. Cada tanto la miraba, ella estaba apoyada sobre su mano mirando por la ventana, tenía ganas de parar el auto y besarla, pero no, no podía.

Llegamos al parque, por suerte estaba bastante tranquilo, no había nadie, estaba un poco fresco pero nada fuera de lo normal. No sentamos en el pasto, digamos que no teníamos la mejor ropa como para estar sentados ahí, pero bueno.
Por primera vez en el día me miró y me habló.
-Te escucho.-me dijo.
En ese momento me quedé mudo.Sinceramente no sabía por dónde empezar, no tenía las palabras justas, ni las adecuadas para empezar la conversación, así que empecé por disculparme.
-Quiero que me perdones...-le dije.
-Sabes que no te voy a perdonar, así, tan fácil...
-¿Y que tengo que hacer para que me perdones?
-Nada Pedro, creo que esto ya no va más...
Sabía a qué se refería y yo también pensaba lo mismo.Bajé la cabeza y ella hizo lo mismo, creo que la tristeza nos inundaba el corazón a ambos.
-Sabes que yo no quería que las cosas terminaran así-le dije.
-Si, ya se, ninguno quería esto... pero ya está, creo que no funcionamos más juntos.Me duele decir esto, pero es la verdad, discutimos siempre, yo... yo creo que va a ser lo mejor para los dos, y para los chicos...-me dijo, notaba como caían lágrimas de sus ojos, me rompió el corazón.
-¿Sabes que te sigo amando no?-le dije, yo también con lágrimas en los ojos.
Ella bajó su cabeza y simulaba un “no” con la cabeza, tratando de no escucharme.
Acaricié su cara, ella me tomó la mano y se la puso junto a su rostro, como sintiendo mi energía.
-Perdoname.-me dijo aún llorando.
-¿Por qué? acá el que tiene la culpa soy yo...
-No, vos no.Los dos tenemos la culpa, somos dos... perdoname por no poder hacer que funcione.
La abracé, sentía que ese podía llegar a ser nuestra última conexión, necesitaba abrazarla y ella por suerte no me apartó.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

El poder del amor RENOVADA - Capítulo 16 - El corazón duele más


PEDRO

Soy un tarado, pensé. Arruiné todo por un estúpido trabajo, ya está, no podía volver el tiempo atrás, ya había cometido el error, no podía hacer nada. Estaba sentado en el auto pero mi tristeza me obligó a estacionar en plena calle, sentía algunas bocinas, pero todo era externo. Ahora solo estábamos mi mente, mi corazón y yo, nadie más, necesitaba ordenar mis ideas, estaba confundido.Sabía lo que estaba por venir, me lo imaginaba y de solo pensarlo me daba cuenta de la familia que tenía y que no quería perderla por nada del mundo.Pensaba en Paula, en todo lo que habíamos vivido.En mis hijos y en todo lo que nos quedaba por vivir. ¿Perder todo por trabajo? ¿Acaso me estaba volviendo adicto a él? ¿Que iba a hacer?... yo sabía que el desfile era su sueño y le había fallado, otra vez.
Encendí el auto nuevamente, esta vez pensando en donde pasaría la noche.Eran las cuatro de la mañana, no ir a la casa de mi papá ni a la de algún amigo, ya era tarde. Enseguida pensé en la casa que le había regalado a Paula, en su vieja casa, por suerte yo tenía las llaves, así que me fui para Las Cañitas. Cuando llegué a la casa, que obviamente estaba vacío  dejé todas mis cosas tiradas y me senté en el piso.Se me calló una lágrima, estaba tan triste, necesitaba tenerla conmigo ahora, pedirle perdón, aunque sabía que eso no iba a funcionar.Las cosas estaban realmente mal, ya hacía como 5 meses que discutíamos cada una hora.Después del viaje a Carlos Paz pensé que las cosas iban a estar mejor, pero lo arruiné y de eso estoy seguro. Eché a perder todo, como siempre, me sentía tan culpable, sentía que todo lo que estaba pasando era culpa mía y en cierta parte lo era, sentía que Paula y los nenes sufrían por mi culpa.
Al rato me quedé dormido en el piso, apoyado contra la pared, estaba incomodo, pero el corazón dolía más.


PAULA

Ya estaba más calmada, apagué el equipo de música y me fui a dormir.Agarré dos veces el celular, quería saber donde estaba, en donde se iba a quedar, pero las dos veces me arrepentí y lo dejé otra vez sobre la mesa de luz. Apague la luz y me acomodé en la cama, miraba su lado vacío, el lado frío de la cama, extrañaba su presencia, pero a la vez pensaba en todo  lo que me había hecho y volvía ese enojo repentino, me di vuelta para mirar la pared y quedé dormida.
Al otro día me desperté a las 10.30 con un mensaje de Luna que venía para mi casa a desayunar.

A los 15 minutos tenía a mi amiga tocando timbre, abrí la puerta, me abrazó y la hice pasar.
-Vení sentate, ¿queres que prepare un mate?-le dije.
-Bueno dale.
Traje el mate y nos sentamos en el jardín, a las 12:30 tenía que estar en lo de mamá para llevar a los chicos al colegio.
-¿Que pasó ayer Pau? ¡Me quedé preocupada!-me dijo.
-Todo mal Luni, el trabajo otra vez.
-¿Discutieron?
-Si, muy fuerte, lo eche.
-¿Lo echaste Pau?
-Si Luna, no le quería ni ver la cara, estaba muy enojada.
-¿Y a donde fue?
-No se.
-¿Y vos cómo estás?
-Mal, pero creo que tomé una decisión y por más que duela creo que va a ser lo mejor para todos.
-¿Que decisión Paula? no me asustes.
-Creo que va a ser mejor que nos separemos... o tomarnos un tiempo. Te juro que me duele muchísimo, pero no quiero sufrir más.No puedo más, no quiero que él sufra ni que los nenes sufran.
-Paula ¿vos esto lo pensaste? ¿te das cuenta de lo que estás diciendo?
-Si Luni, estuve casi toda la noche pensando, yo no sé qué va a pasar... pero así no quiero seguir.
-La verdad que me dejas sorprendida, no sé qué decirte, porque no quiero que vos sufras, pero yo creo que vas a sufrir más con la separación... digo, yo creo que vos lo seguís amando...Pero sea la decisión que sea yo te apoyo siempre.
La miré agradecida.


PEDRO

Me desperté a las diez de la mañana, tenía un dolor en el cuello que no me dejaba ni pensar. Enseguida sonó mi celular.
-¿Hola?-dije con voz de dormido.
-Pedro, soy Hernan, Luna me contó todo lo que pasó¿no queres venir a casa a tomar unos mates y hablamos?
-Bueno, espera que en 20 minutos salgo para allá.
-Dale, te espero.
Ordené un poco la ropa y salí para la casa de Hernan, cuando llegué me estaba esperando con mate y bizcochos.
-Amigo, ¿cómo estás?-me dijo saludándome.
-Ahí ando, ¿vos?
-Bien por suerte.
Nos sentamos en la mesa.
-Contame Pedro ¿qué pasó? Luna ayer estaba muy preocupada por Paula.
-Arruiné todo, como siempre.
-¿Que pasó amigo?
-No fui al desfile, por el trabajo, me dijeron que si me iba me despedían.No me podía ir, pero por otra parte se lo había prometido a Paula... yo creo que las cosas con ella ya no dan para más. Yo no la entiendo, ella no me entiende, ya no hay confianza en la relación. Y si falta la confianza falta todo.
-¿Que queres decir Pedro?
-Nos peleamos casi todos los días, me siento culpable, y yo no quiero que ni ella ni los chicos estén mal por mi culpa.
-Pedro, no es toda tu culpa, la pareja es una relación entre dos personas, tienen que arreglar las cosas entre ustedes.
-Yo creo que esto ya está, creo que no hay más para dar.
-¿Te queres separar?
-No, realmente no es algo que quiera, pero es lo mejor para todos, me duele en el alma esto, y vos sabes lo que me cuesta expresarme, pero esto no va más... no quiero lastimar a nadie más.
-Pedro, ¿vos estás seguro de lo que estás diciendo? ¿Sos consciente de que la separación es algo serio?
-Si Hernan, lo tengo bien claro eso, pero creo que juntos como pareja no funcionamos más.Últimamente no podemos tener una charla fluida, siempre terminamos discutiendo por cualquier cosa.
-Bueno pero eso se puede solucionar... creo yo.
-No, esto ya no tiene arreglo, por más que yo la quiera... nos lastimamos...
-¿No la amas más Pedro? no te veo con la misma cara de enamorado de hace 6 años atrás.
-No es que no la ame, las cosas cambiaron y lamentablemente para mal.Estoy orgulloso de la familia que tengo, pero los chicos están sufriendo mucho y yo así no quiero seguir.
-¿Se lo vas a decir?
-No sé, la verdad que me duele decírselo, pero bueno, no me queda otra.
-No se Pedro, sabes que yo te apoyo en todo, pero no quiero que después te arrepientas de tus hechos.
-Hay que pensarlo.


PAULA


Luna se fue, aproveché para darme un baño y arreglarme un poco.Había llorado casi toda la noche y digamos que mi cara no era la mejor hoy.Nunca creí que saldría de mi boca lo que le dije a Luna, nunca creí que con Pedro íbamos a llegar a esto. Pensé que nuestra relación iba a mejorar... que iba a durar para siempre, pero no, no había funcionado y me dolía en el alma. Por un lado estaba tranquila, sabía que se iban a acabar los problemas, las discusiones  las angustias y el sufrimiento de los chicos, pero por otro lado pensaba en todo lo que habíamos formado juntos y por decirlo así íbamos a tirar todo a un costado y eso era lo que dolía. Si nos separamos igual vamos a tener un hilo conector, pensé, los hermosos hijos que habíamos formado juntos.
Mientras mi miraba en el espejo y me arreglaba el pelo sonaba mi celular, era un mensaje.
Cuando agarré el celular vi su nombre en la pantalla "Pedro", lo abrí y leí el mensaje. Un mensaje que me causó dolor de cabeza con solo leerlo, "tenemos que hablar". Ese "tenemos que hablar" que trae una charla de horas atrás, siempre con la mentalidad de solucionar las cosas, pero esta vez... ¿había vuelta atrás? Yo sabía que todo esto no era por el simple hecho de que no había ido al desfile, no, no era solo por eso, me molestaba, claro, pero habían muchas cosas que desde hacía bastante tiempo ya no estaban funcionando entre nosotros dos.
Apreté el botón "responder", ¿qué le ponía?, opté por lo obvio... "ok, ¿cómo hacemos?" a lo que me respondió: ¿"a qué hora salís de trabajar?", "salgo a las 4.30", " bueno te paso a buscar por el trabajo y vamos a algún lado", "bueno".
Guardé el celular en la cartera y llamé a mi mamá para que vaya aprontando a los chicos para el colegio.
Le dejé comida a Moro y me subí al auto. Cuando llegué a la casa de mamá enseguida salieron los chicos corriendo hacia el auto.
-Hola mis amores.-les dije dándoles un beso a cada uno.
-¡Hola mami!-me dijo Malena.
Bajé para saludar a mamá y partimos para el colegio, lo chicos bajaron y se fueron a sus respectivas clases. Yo retomé mi camino hacia la empresa. Cuando llegué estaba Luna frente al ordenador.
-Buen día...-dije.
-Hola amiga, ¿cómo estás? tanto tiempo...-me dijo riéndose.
Me reí - Bien, acabo de dejar a los nenes en el colegio.-dije sentándome en el escritorio.
Había una carta apoyada sobre la computadora, "Para Paula".