IMPORTANTE: Esto es una historia ficticia, cualquier relación o semejanza con la realidad de Pedro y Paula es pura coincidencia.
Aclaro esto por acontecimientos sucedidos anteriormente.
GRACIAS, silvina.

jueves, 25 de junio de 2015

El poder del amor RENOVADA - Capítulo 6 PARTE 1 - Te amaré por siempre

Tras un llanto sonreí. Era padre. Estaba tan feliz. Abrí las puertas de la sala y enseguida vi como media familia se paraba para saludarme y felicitarme. La doctora vino a avisar que ya podían pasar las visitas. Paula estaba en observación, pero por suerte había salido todo bien.
La primera en pasar fue Alejandra, la madre de Paula, que enseguida salió emocionada tras ver a su nieta. Lo tenía que admitir realmente era hermosa y tenía una cara angelical. Después de ella pasé yo, ansioso por ver a mi hija otra vez, abrí la puerta de la habitación 24 y allí estaban ellos. Paula la miraba fijamente, se la veía feliz y en sus brazos Malena dormía plácidamente. Entre nosotros no hubo mucho diálogo, tal vez miradas, sonrisas y algún “te amo” de por medio.
Al rato entró el doctor para decirnos que la alta médica se pasaba para mañana, así que fui para mi casa, me di una ducha rápida, cené y volví al hospital.
Al otro día salimos del hospital a las nueve de la noche, yo fui a buscar el auto y luego pasé buscar a Paula que sostenía a Malena en sus brazos y partimos para la casa.



Al llegar encontraron un sobre en la puerta, Pedro lo agarró y lo ignoró, dejándolo arriba de un mueble.
Pedro ordenaba las cosas, mientras Paula le daba de amamantar a Malena, hasta que la hermosa niña quedó dormida. Pedro aprovechó el momento y se fue a dar una ducha, mientras Paula miraba un poco de televisión esperando a que Pedro saliera del baño para acostarse.
Mientas esperaba se levantó para cerrar unas ventas y la puerta, en ese instante su vista se desvió completamente hacia el mueble. Allí estaba el sobre blanco que Pedro había ignorado anteriormente. Sin embargo Paula no lo dudo ni un poco y lo tomó, lo abrió y comenzó a leer.
“La verdad que me parece totalmente ridículo que hayas tenido un hijo con ese infeliz, no entiendo que le ves, o más bien que es lo que a mí me falta para ser como él. Estoy devastado Paula, pensé que me amabas, pero te quiero dejar bien en claro que no te voy a dejar dormir tranquila ni a vos ni a tu familia, yo a las cosas que quiero no las dejo ir tan rápido. ¿Te pensaste que te habías librado de mí?  Nunca,  hasta que yo pase a ser el padre de esa criatura no te voy a dejar tranquila. Olvidate de Pedro, no sirve para nada, es un pendejo. Me acabo de enterar que estuviste en la sala de parto hace unas horitas, ¿qué te pensas que fue solo tu familia a verte? No, estuve allí, hablé con un médico, pregunté tu estado y el de la criatura, iba a pasar por tu habitación pero preferí darte la sorpresa un día de estos...
Que duermas bien."
Martín.

Ella analizaba cada palabra, cada oración, cada párrafo con su mirada.

PAULA

Estaba agotada, me dolía un poco la panza pero tampoco era tan grave como para llamar al médico. Le di de amamantar a Malena que enseguida quedo dormida. Que hermosa familia que tenemos, pensé. Espere un rato en el living mientras Pedro se bañaba, después me acordé de cerrar bien la puerta y las ventanas. En ese momento fue cuando mi vista se desvió hacia el mueble que estaba ubicado al lado de la puerta de entrada, sobre él había un sobre blanco, sencillo, nada raro, que decía "Paula". Lo tomé sin pensarlo, mientras lo abría caminaba hacia el sillón bostezando.
Me senté, estiré el papel arrugado y comencé a leer.
Cada palabra retumbaba en mi cabeza como un eco, sentía miedo, tristeza e inseguridad. Pero al ver de quien era la carta todos esos sentimientos se multiplicaron al doble. Era de él, de aquel hombre, si se lo podía llamar así, que casi desarma mi vida, aquel que me hizo pasar los peores momentos, Martín.

Sentí un ruido detrás de mí, me di vuelta exaltada, era Pedro secándose el pelo con una toalla, me levanté y lo abracé muy fuerte. Necesitaba su apoyo, necesitaba su manera de tranquilizarme, como solo él sabía hacerlo. Me aparté unos centímetros le puse la carta en sus manos y me fui a sentar en el sillón agarrándome la cabeza con mis manos. La miró, me miró y con su mirada me preguntaba ¿qué es esto? Notó mi cara de preocupación y empezó a leer.
Mientras leía se fue acercando y se sentó al lado mío, yo por otra parte observaba su rostro, sus gestos y como su cara iba cambiando a medida que avanzaba la lectura. Al finalizar la carta, la arrugó toda formando una pelota de papel y la tiro al piso con todas sus fuerzas, se notaba lo furioso que estaba, su cara estaba que hervía, apoyé mi cabeza en su brazo y le dije:
-Quedate tranquilo amor.
-¿Como queres que me quede tranquilo?, me está haciendo la vida imposible, Paula, te juro que si lo agarro lo mato, te juro que lo mato.-dice Pedro.
Me reincorpore en el sillón.
-Pedro vos no vas a matar a nadie, él nos quiere asustar-dice Paula.
-Paula, ¿vos me estás hablando en serio? ¿Vos te pensas que nos quiere asustar? Con el último susto que me dio terminé en el hospital, ¿a vos te parece un susto?
-Bueno, pero no vamos a poder hacer nada.-dice Paula, acariciándole la cabeza.
-Ya se amor que no vamos a poder hacer nada, y encima le da la cara como para ir al hospital, yo la verdad no lo puedo creer.
-¿Vamos a dormir?-dice Paula cambiando de tema para poder tranquilizarlo.
-Si vamos.
 Agarré a Pedro de la mano y nos fuimos al cuarto, nos acostamos y nos quedamos mirándonos un ratito, sus ojos me quemaban, sentía su respiración en mi rostro y sentía que ya todo estaba calmo. Sentía como su mano acariciaba mi rostro, mi cuello y mi pelo.
-Yo no quiero que les pase nada.-dice Pedro.
-No nos va a pasar nada amor, estando con vos yo me siento segura, ¿entendes?-dice Paula.
-No puedo creer como puede arruinar uno de los días más felices de mi vida, no me entra en la cabeza, perdoname.-dice Pedro.
-No importa, no le des importancia a él, somos padres por segunda vez, es lo único que importa.-dice Paula.
-Si es lo único que tiene que estar en mi cabeza ahora.-dice Pedro.
-Gracias por esta familia hermosa, te amo más que a nada.-dice Paula.
-Yo también, te amo mucho.
 Me abrazó, me sentía segura, me sentía plena con él, con esta familia hermosa. Me sentía la mujer más feliz del mundo.

Eran las cuatro de la mañana y un llanto despertó a Pedro. Él se dio vuelta para mirar si Paula se había dado cuenta, pero no, ella seguía durmiendo. El llanto era de Malena, así que Pedro decidió no despertar a Paula e ir él a ver qué pasaba. Cuando salió de su cuarto vio que la luz de la cocina estaba prendida, entonces antes de ir al cuarto de la bebe, que ya se había calmado fue a la cocina y apagó la luz. Al instante miró por la ventana y vio un hombre al otro lado, a unos 4 metros de la ventana mirándolo fijamente. A Pedro le recorrió un frío por todo el cuerpo, realmente se había asustado.
El rostro de esa persona, era familiar, ya lo había visto en otro lado, Pedro corrió la cortina para ver nuevamente su rostro. El hombre seguía allí parado como si supiera que Pedro iba a mirar nuevamente, como si supiera todos sus pasos.
Fue ahí cuando Pedro cayó en la cuenta de que el hombre sospechoso que estaba afuera era Martín. Asustado fue cerró bien la puerta de entrada, la del jardín, las ventanas, fue al cuarto de Malena, la tomó en brazos, se fue para su cuarto donde estaban Paula y cerró la puerta con llave por las dudas.
Cuando se dio vuelta ve que Paula lo estaba mirando.
-¿Que pasa Pedro?-dice Paula con voz de preocupación.
-Nada, estaba llorando Male y la fui a buscar, dormite.-dice Pedro acostando a Malena en su cama.
-Ah claro, ¿y cerras la puerta con llave con miedo a que se escape del cuarto? No soy boba Pedro.-dice Paula un poco enojada.
-No te quiero preocupar, estás cansada, está todo bien.-dice Pedro calmándola.
-¿Donde está Moro?-dice Paula mirando alrededor de la cama.
-Está durmiendo en el living.-dice Pedro.



Al otro día Pedro se levantó primero, abrió la puerta, miró a su alrededor, todo parecía estar normal, fue a la cocina tomó dos tazas e hizo el desayuno, abrió las ventanas y la puerta del jardín..
El día estaba nublado, fresco en pleno diciembre, un día raro, diferente, como si no fuera verano. Pedro le dio de comer a moro y cuando se dio vuelta vio a Paula dirigiéndose a él.
-Hola mi vida-dice Pedro.
-Buen día, ¿todo bien?-dice Paula.
-Si, todo bien, ¿los nenes?-dice Pedro.
-Male está por despertarse , sigue durmiendo, es como vos.-dice Paula mirando a Pedro.
-Mirá entonces tengo un clon-dice Pedro
Paula rió.

DOS AÑOS DESPUÉS


Setiembre del 2013. Los niños estaban enormes, Malena se hablaba todo, era atrevida, pero dentro de todo se portaba bastante bien. Ian había llegado a nuestras vidas hacía un año tenía y con Malena eran la dupla total.
En dos días Paula y Pedro se iban de vacaciones a Carlos Paz, y los niños se quedaban con Alejandra. Ambos se dieron cuenta que tenían que estar un tiempo solos, la relación estaba bien, pero no era la misma de antes, peleaban casi todos los días y dos de cada 5 peleas terminaban con el llanto de Paula, la ida de Pedro o el llanto de los niños.
Así fue que Pedro decidió llevar a Paula unos días a su casa de Carlos Paz.

Hacía aproximadamente un día y medio que Pedro y Paula ni se dirigían la palabra, solo lo básico.
Estaban los dos enojados hasta el punto de que a Paula ya se le había pasado por la cabeza cancelar el viaje a Carlos Paz, pero como ella sabía que esto iba a traer más problemas no dijo nada, además en cierta parte sabía que era una ayuda para mantener la relación.

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