IMPORTANTE: Esto es una historia ficticia, cualquier relación o semejanza con la realidad de Pedro y Paula es pura coincidencia.
Aclaro esto por acontecimientos sucedidos anteriormente.
GRACIAS, silvina.

sábado, 8 de diciembre de 2012

"El poder del Amor" Capítulo 150 - Por si necesitas ayuda

CUENTA PAULA:
Me fui casi corriendo del juzgado, sin saludar a Pedro ni nada, no, quería estar completamente sola, le pedí a mamá que se quedara con los chicos esa noche así que me fui directo para casa, ya en el auto mis lágrimas recorrían mi rostro, no podía creer que había apartado al hombre de mi vida, sabía que esta era una de esas típicas reacciones luego del divorcio, pero ¿la iba a superar? ojalá que si, llegué a casa, sin prender la luz me senté en el sillón y seguí llorando, cada vez más fuerte, dentro de toda esa oscuridad me sentía... nada, me sentía sola, completamente sola y estúpida. Por qué lloraba por ese hombre? o más bien por qué hice todo esto? enseguida me acordé de las palabras de Zaira cuando le dije de la separación "¿vos estás segura de lo que estás diciendo?" seguía allí, en el medio de la oscuridad y el silencio, sentía como Moro se subía al sillón, mi única compañía ahora. Había dejado ir al padre de mis hijos, al hombre que cambió mi vida de un día para otro, al que besaba, al que abrazaba... al hombre que amaba, pero a la vez lo odiaba, lo odiaba tanto, lo odiaba por quererlo, por hacer que lo quiera, por como era conmigo, por esa forma que tenía de que con él las cosas fueran más fáciles y lindas, lo odiaba el simple hecho de que cambió mi vida.


CUENTA PEDRO:

Estaba en el auto, otra vez, Paula se había ido casi corriendo del juzgado, ni saludo ni nada, hasta me pareció que se fue llorando, me rompió el corazón. Estaba llegando a casa, paré en una estación de servicio a cargar nafta, mientras pagaba vi una chica morocha, algo alta, llorando, la conocía, claro, pero de rostro nada más, estaba sola, como la había visto antes. Me acerqué, esta vez no me iba a hacer el desentendido, además se notaba que necesitaba ayuda, estaba como perdida, llorando desconsoladamente.
-Hey, estás bien?.-le dije.
La chica me miró, claro, era la muchacha que había visto en el juzgado, ¿ que hacía acá? ¿sola?.
-Vos estabas en el juzgado...te vi hace un rato, estás bien? necesitas que te ayude en algo?
-No, no te preocupes por mi, estoy bien, anda porque va a venir y te va a matar, andate por favor.-me dijo llorando y muy nerviosa.
-No, quedate tranquila, vení conmigo...
-No! andate, va a llegar y te va a matar, hacelo por mi, por favor!.-me dijo apartándola de ella.
Enseguida sentí como alguien tocaba mi hombro, y yo observando la cara de la chica noté como se desfiguraba su rostro, me di vuelta y lo que vi me dejó paralizado.
-Que haces flaco?.-me dijo él enojadísimo.
Claro, la persona que había arruinado mi vida completamente, la respuesta de algunos de mis problemas estaba frente a mi rostro.
-Fernando... cuando tiempo...-le dije.
Era el tipo del juzgado, el que había maltratado a la chica, pero...¿como no lo conocí? si, la verdad que estaba totalmente cambiado, la cárcel la había hecho un poco mal, bastante mal.
-Bueno... la frutilla de la torta... como andas Pedrito?.-me dijo haciéndose el superado y tocándome el hombro.
-Soltame flaco, que le estás haciendo a la chica? dejala tranquila!
Tenía unas ganas de pegarle una buena piña... pero no podía, es decir, no quería terminar como él.
-La chica es mi novia amigo, no me vengas a decir lo que tengo que hacer, hace tu vida chiquito...-me dijo enojado.
Me di vuelta, pensé en la pobre mujer, en lo que estaría sufriendo, pero que iba a hacer? no podía hacer nada, noté como Fernando entraba nuevamente al supermercado que había en la estación, entonces me acerque a la chica y le di un papel con mi teléfono anotado.
-Tené cuidado, este hombre me hizo la vida imposible a mi, por culpa de él casi dejo sola a mi esposa y a mis hijos, no le creas, si tenes algún problema llamame a este número.
-Gracias.-me dijo llorando.
Me subí al auto, preocupado, esta situación, el divorcio, estaba que la cabeza no me daba más, tenía ganas de llorar, de descargarme, estaba realmente mal, no pasaba por una situación así desde que mi madre había fallecido, la recordé y enseguida empezaron a caer mis lágrimas, me sentía un fracasado.

CONTINUARÁ... DEJEN COMENTARIOS !!


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